sábado, mayo 13, 2006

Capitulo I: La Comunidad del Anillo

CAPITULO I: La comunidad del anillo

Érase una vez un animalejo que gustaba vivir en madrigueras, razón por lo cual era conocido como Madrigoloide por los demás seres del bosque. El bosque era azotado por un malvado dragón que vivía en las alturas, el dragón se mofaba y se burlaba continuamente de los demás animales del bosque enviándoles correos spam, llenado sus casilleros con e-mail porno y con promociones de viajes gratis a La Carpio en pelotas, esto enojaba a los demás animales (si bien cabe aclarar que no a todos) por lo que decidieron hacer una reunión como comunidad para solucionar el problema.

La reunión de la comunidad tuvo lugar sobre la madriguera de Madrigoloide, aunque éste no lo supiera y no fuera invitado, fue tanto el barullo que se armó que Madrigoloide, que dormía y se reponía de una goma terrible que le asolaba, pues la noche anterior había tenido una cruenta y terrible batalla contra sus enemigos que no aceptaban que el guaro, el whiski, el tequila, el vodka y el contrabando se pudieran ligar en un mismo recipiente, la batalla había sido declarada empate, no porque ninguno los bandos llegaran a ese veredicto, sino porque en determinado punto no sabían por que estaban luchando, ni en que bando estaban o siquiera como se llamaban y que eran aquellas extrañas luces que los invitaban a quemar el local donde se encontraban.

Madrigoloide recién se estaba despidiendo de la última de las luces parlanchinas, cuando el retumbo del cubil donde se encontraba lo despertó, arrastrándose llegó hasta la puerta, la abrió y los dañinos rayos del sol llegaron a sus enrojecidos y adoloridos ojos, lanzó entonces un fuerte quejido mientras de rodillas levantaba sus manos en un intento vano de cubrir los malévolos rayos solares; justo en ese momento la comunidad del bosque solicitaba un voluntario para derrotar al dragón, todos volvieron a ver a Madrigoloide, y se asombraron de que tan insignificante criatura se ofreciera a tan arriesgada empresa, quien de rodillas y con las manos levantadas suplicaba para que lo eligieran. Así fue como este animalillo fue el elegido para cumplir la extraordinaria misión.

Una vez repuesto de la goma, Madrigoloide no tuvo más remedio que aceptar la misión, e ir en busca del dragón de las alturas. Armado con una pistolita de agua, una cuchara de madera y un muñeco de Dragón Ball Z, nuestro héroe salió de su casa, voluntariamente bajo la amenaza de Tío Conejo de quemar sus cromos del mundial Alemania 2006 y su colección de videos de Nicole Aldana; y siguiendo el camino que le indicaron empezó su travesía.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente cuento, muy comico, espero la continuación.

Anónimo dijo...

Esta buenisimo, sigue con el cuento