sábado, octubre 08, 2005

Feliz Cumpleaños

MADRIGOLOIDE

Resulta que un día de estos, un día más perdido por hay, cumplí años, un año más que vivir y un año menos para morir. Y es que a partir de cierta edad los años se arremolinan y vienen atropelladamente a caernos encima, sin ton ni son arremeten un día contra la puerta de nuestra madriguera y entran para quedarse en el cubil donde secretamente almacenamos nuestra edad.

Recuerdo cuando era un niño (niño en edad), el día de mi cumpleaños era el día más importante del año, aparte de la Navidad, y no era para menos ese día yo era el centro de atención del mundo, de mi mundo, todos mis primos y primas llegaban a mi casa acompañados por mis tíos y con ellos ¡los regalos! que yo felizmente recibía e iba acomodando sobre la mesa hasta formar un gran montón, aunque nunca lo suficiente para mí, el cual después ansiosamente destruía el terremoto de papel y cinta adhesiva, que provocaban mis manos al sacar de las envolturas los carritos, bolas, camisas, juegos de mesa y demás juguetes que me convertían en la envidia de mis amigos durante el día. Claro nunca faltaba algún soplas que en medio de la expectativa general de toda la chiquillada, ante un nuevo regalo, soltara su frasecita – Ahhh, ya se lo que essh, es un rompecabezas — y rompecabezas le caía al pobre por echar a perder la sorpresa. Tengo que recalcar que los regalos que me daban no eran siempre muy espectaculares y al final del día cuando revisaba mis obsequios ahora en el silencio de la habitación, tenía un poco de desilusión al ver que eso que tanto quería no estaba entre la lista de artículos recibidos, aunque nunca lo manifestaba a nadie.

El menú de fiesta no es necesario ni mencionarlo, ya el lector sabrá que el arroz con pollo, los frijoles molidos, la ensalada rusa, las papas tostadas y un fresco de frutas son componentes fundamentales y exclusivos en toda fiesta o celebración costarricense, incluidos los matrimonios, bautizos, primeras comuniones, sepelios, reuniones familiares y por supuesto fiestas infantiles, en fin “toda actividad social será acompañada por arroz con pollo” (artículo 11, inciso c de la Constitución Política de Actividades Sociales y Celebrativas de la República de Costa Rica).


Las piñatas y los que siempre lloraban por no poder coger nada en ellas, porque le cayeron encima, porque fulanito le quito un confite, porque solo cogió maní, toda una sucesión de eventos inexplicables que causaban y causan que en toda piñata algún güila siempre terminara llorando y con los mocos afuera. (me parece que este acto también se encuentra descrito en a legislación). El queque, la cara del cumpleañero en el queque, y la cara al que le toco la tajada de queque con la impresión de la cara del cumpleañero (¡maldito pedazo de pastel!). Todos esos recuerdos, el helado con gelatina, las bolsitas, el ser el centro del mundo, pasaron a mejores tiempos.

Ahora nadie me dice ni me llama para decirme feliz cumpleaños (solo unos pocos, gracias padrino, madrina y sitos web a los que estoy afiliado), los regalos son inexistentes, ahora el cumpleaños es solo un día más en el cual me siento menos joven (conste que no más viejo eso lo dejo para los 30) y aunque salí para celebrar con amigos a una noche rock que habíamos organizado en un salón por ah; tampoco nadie me deseo feliz cumpleaños, imagínese ¡este año ni arroz con pollo me hicieron!.
A pesar de todo, que vengan los años, que lleguen a montones, que con ellos sé que vendrán montones de nuevas aventuras, recuerdos y anécdotas, que el cubil donde guardo los años que cumplo todavía tiene mucho, pero mucho espacio, después de todo que son 22 años.

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